El Château de Noisy es un espectacular castillo belga, abandonado desde 1991. A pesar de que la naturaleza y algunos vándalos lo han convertido en ruinas todavía resulta un lugar impresionante, que refleja la belleza y el lujo que tuvo en otros tiempos.
Aunque algunas personas se atreven a visitarlo, entrar en él es muy peligroso porque se está cayendo literalmente a pedazos.
Existen enormes huecos en los suelos y muchos muros derrumbados. Las lluvias ya han acabado con las cuadras de los caballos y, año tras año, su estado es cada vez más ruinoso.
Durante la Revolución francesa, la familia del Conde del Liedekerke-Beaufort tuvo que abandonar su residencia habitual, el Château de Vêves, para ocultarse en una granja situada cerca de Celles. Después de la Revolución, decidieron convertir la granja, que pasó a ser denominada castillo, en su nuevo hogar. La granja fue creciendo hasta que, finalmente, en 1866, un arquitecto inglés llamado Milner levantó una mansión gigantesca: el Château de Miranda.
Entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial esta magnífica propiedad se convirtió en la residencia de la familia, salvo cuando fue ocupada brevemente por los nazis.
En 1958, el castillo empezó a ser utilizado por la SNCB (Compañía ferroviaria nacional belga) como un lugar de vacaciones para los niños de los ferroviarios y comenzó a ser llamado Château de Noisy.
En la década de 1970 se convirtió en una residencia en la que se ofrecían actividades deportivas. Finalmente, en 1991 fue abandonado.
El castillo tiene 550 ventanas y una torre de 56 metros de altura
La cocina
La habitación donde los niños daban clase
Escalera para acceder a la torre
Maquinaria del reloj de la torre
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